Tiempo Fuera
Deja le doy un trago a mi cafecito…listo.
Cuando eres mamá un minuto de time out es el punto clave. Antes de una pequeña picolita que salta por aquí y salta por allá, ya me hacía trizas con mi tiempo; el trabajo, las amigas, el café, los cumpleaños, que si la dieta, el ejercicio; y así el ciclo se repetía. Hoy tomándome mi café matutino disfruto la tranquilidad de casa con la niña dormida, el marido trabajando, clima fresco y un termo (porque una taza es muy poco) de café. Todes (por aquello de la inclusión) deberíamos hacer esto por lo menos 10 minutos al día y no importa si eres mamá, papá, profesionista, estudiante, étc.
Si, lo sé; el trabajo (algunas veces mentalmente agotador), la rutina escolar con los niños, la comida, la despensa, la contaminación, el calentamiento global, el me lo da sin bolsa, que sin popote es mejor y el yo traigo mi vasito, pareciera imposible, pero ¿no será que la organización de nuestro tiempo nos esta fallando?. Hay planes que en definitiva no se pueden posponer, pero hay otros que sí y no pasa nada si los hacemos después. Tomarte un “tiempo fuera” trae maravillosos beneficios que pueden resolver esa tensión en tu espalda, ese dolor de cabeza o esos ataques de ansiedad. Beneficios a nivel físico y emocional.
Hace casi 3 años que soy mamá y desde ese momento me esmeré en que todo fuera perfecto. Quería ser la perfecta mamá, esposa, hija, hermana, nuera, cuñada, tía, maestra, cocinera, dentista, super héroe, empresaria, étc; y el querer tener todo eso bajo control me provocó mucho estrés, dolor de cabeza constante, colitis y espalda contracturada. Todos esos malestares me provocaban mal humor, ansiedad, insomnio y depresión.
Me di cuenta que me exigía mucho, y no es que no podamos dar el máximo, pero hay cosas que llevan un proceso que requiere tiempo y paciencia. Quería ser la mamá modelo y en realidad ¿quién lo es?, como padres vamos aprendiendo en la marcha, cada niño es diferente y es paso a paso como descubrimos como ser papás y mamás. Llegó el día en el que tuve un dolor tan fuerte en un costado de la espalda que lo confundí con un problema renal, bueno, yo ya estaba haciendo hasta mi testamento. Después del chequeo médico, el doctor se sienta y me pregunta: “¿has estado estresada últimamente? ¿te preocupa algo en específico?”. Todo ese dolor muscular tan fuerte era causa de la carga de estrés que yo misma me provocaba, y sabía que era momento de poner freno de mano.
Cambié mi rutina y comencé a preocuparme un poco menos por el aseo de la casa y lo cambie por juegos de té y rutinas de baile con mi hija. Me comprometí a hacer mínimo 30 minutos de ejercicio y sólo con el fin de sentirme más activa y dejar de ser esa sedentaria en la que me había convertido. Lo más importante es que comencé a escribir, una de mis pasiones que dejé de lado por muchos años y que me retroalimenta, me desahoga y ahora me es un placer compartir. Como resultado de este cambio tengo mas paciencia, más comprensión y mas tiempo de calidad con mi hija; un estado de ánimo más relajado y más energía; y lo mejor es que mi insomnio se ha ido.
No es fácil, se trata de “soltar”. Cuando no soltamos todas esas emociones que nos perjudican y todo ese trabajo extra que nos cargamos nosotros mismos, no tenemos espacio para recibir cosas nuevas. Soltar el control de las cosas, la perfección, el “lo hago yo, porque lo hago mejor” es difícil pero no imposible. En la reflexión "El árbol de las preocupaciones", la especialista en Psicología Estratégica Paola Graziano concluye que "Las preocupaciones son como montar en una bicicleta estática: cansan pero no llevan a ninguna parte. Cargar con la mochila de preocupaciones durante todo el día genera estrés, angustia, ansiedad y gran malestar, creándose una bola cada vez más grande que fomenta la irritabilidad y la negatividad... además de impedirnos disfrutar del presente". Recibamos lo que en verdad es importante que permanezca, que se quede y que nos llene el alma, el corazón, no cargues en vano un peso muerto que solo te esta retrasando el camino de la superación.
Reflexión "El Árbol de las Preocupaciones"
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